Los derechos
del niño son aquellos derechos que
poseen niños y adolescentes.Todos y cada
uno de los derechos de la infancia son inalienables e irrenunciables, por lo
que ninguna persona puede vulnerarlos o desconocerlos bajo ninguna
circunstancia. Varios documentos consagran los derechos de la infancia en el
ámbito internacional, entre ellos la Declaración de los Derechos del niño y la Convención sobre los Derechos del Niño.
El niño forma parte de la comunidad y ésta comunidad tiene con
él una responsabilidad natural, derivada de la propia solidaridad que el grupo
siente, primero, de una manera intuitiva y, después, de un modo más racional.
La sociedad considera al niño como un ser que requiere protección social
especial, pues él no puede hacerlo por sí solo. Dejarle solo e indefenso en la sociedad
genera sentimientos agresivos y de soledad en él, no puede ni tiene
la mentalidad aún para tomar decisiones correctas y para su beneficio futuro.
Progresivamente la sociedad va tomando un
papel más amplio en razón de los menores de edad, esta responsabilidad nace, desde
la familia y dentro de ella se proyecta a la vida común de la sociedad.
El derecho que he elegido yo es el derecho a la igualdad.
Es fácil de asumir que las personas son todas diferentes, ya que cada una es un ser único e irrepetible como tal, con sus rasgos físicos y psíquicos diferenciados, aptitudes, cultura y condiciones de vida, y eso hace al enriquecimiento de la raza humana.
De la igualdad de que aquí se trata es de la igualdad ante la ley, que implica el rol activo del Estado de asegurar a cada persona el mismo acceso a los derechos que los demás. La lucha por la igualdad apareció con los revolucionarios franceses del siglo XVIII, cuyo lema de lucha era la igualdad, junto a la libertad y la fraternidad, bregando porque se acabaran los privilegios de algunas clases (nobleza) sobre todo en cuanto al pago de impuestos se refiere.
Este derecho fue reconocido entre los principales derechos humanos naturales.
La igualdad significa que para la ley todas las personas son idénticas, y ninguna puede tener trato preferencial basado en su condición socio-económica, política, religión, raza, credo, etcétera. Sin embargo, en ciertas situaciones, la ley puede proteger a la parte más débil de la sociedad, para que equilibre su condición con otros, como cuando por ejemplo, entrega a alumnos sin recursos económicos, becas para que continúen sus estudios, o cuando protege al más desfavorecido en una situación jurídica como ocurre con el trabajador o el consumidor.
La igualdad empieza por una correcta educación. Los padres y
madres deben asumir e intercambiar roles de género para que en la familia no se
identifiquen determinadas tareas y actitudes con el sexo de una persona.
Es necesario un proceso educativo que ayude a construir un
mundo donde las mujeres y los hombres son considerados diferentes en vez de
desiguales, equivalentes en vez de complementario y hacer más fácil la elección
de estudios, oficios y profesiones sin atender al sexo con el que se nació,
sino en atención exclusivamente a las cualidades y afinidades.
Es necesario el aprendizaje de nuevas actitudes de ciudadanía,
convivencia e igualdad con la intención de fomentar entre la población infantil
las relaciones cooperativas, equivalentes y respetuosas.
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